Una vez completada la fase de implantación, cobra protagonismo el servicio a brindar al cliente. Es de especial trascendencia el soporte en concepto de una atención técnica ágil y personalizada (vía telefónica, e-mail o por cualquier otro medio on-line) que garantice una operatividad continua para la empresa.
El cliente necesita poder disponer también de una web del fabricante donde se recojan todas las noticias relacionadas con su aplicación, así como una “base de datos del conocimiento” que le permita resolver las dudas más habituales sobre el manejo del software o sobre determinados conceptos inherentes al uso del mismo.
Es importante también un seguimiento del cliente, ya que en función del éxito obtenido en su implantación, podrá ir implementando nuevos módulos o funcionalidades que mejoren o complementen su gestión.
Además, han de estar activas vías de comunicación con la empresa para atender sus sugerencias y necesidades; éstas pueden ser incluidas en versiones posteriores o generar algún tipo de personalización si fuera el caso.
Por último, un importante factor de éxito es disponer puntualmente de nuevas versiones donde se recojan los cambios legales, las citadas sugerencias y necesidades de clientes o los avances tecnológicos llevados a cabo por el fabricante.